El desahucio del Rey del Mundo
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El desahucio del Rey del Mundo. Capítulo VII. El fracaso de Akim.

Por Francisco Betes | enero 30, 2011

Akounde es un pueblo grande situado en la Región de Kolda en el corazón de Senegal. Está a unos 5 kilómetros de la carretera que recorre el país de norte a sur y desemboca en la gran arteria que atraviesa el país de oeste a este hasta llegar a la capital Dakar, en la costa.
El pueblo esta compuesto de pequeñas casas, más bien chozas, muchas cubiertas de grandes hojas de plataneros, algunas otras con tejados de hojalata herrumbrosa. El clima es tropical con dos sesiones: lluvia y sequía. La temperatura es templada prácticamente durante todo el año, aunque en la época de sequía puede hacer mucho calor. La economía se basa en una agricultura de subsistencia que explota una tierra que se va empobreciendo año a año por falta de abonos y nutrientes, lo que provoca cosechas cada vez mas escasas. Los “ricos” tienen además algo de ganado. Hay algunas casas de cemento que se levantan impresionantes, con sus dos pisos entre las chozas y que pertenecen a algunos inmigrantes que han conseguido volver o a sus familias, que las han construido con las remesas de dinero que ellos envían. Todos están convencidos que el triunfo social y económico esta directamente ligado a la emigración.

Akounde sufre un alto nivel de desnutrición que amenaza especialmente a los niños, porque la alimentación básica son unas gachas que se cocinan básicamente con mijo machacado y agua, que sacian pero no alimentan. Sin embargo, la gente es alegre y sonríe con frecuencia. Los jóvenes se divierten organizando bailes con otros jóvenes de poblaciones cercanas. A veces recorren durante horas caminos desérticos para participar en estas fiestas, en las que unos curiosos aparatos alimentados con gas y trasportados en carros inestables de ruedas ovoides que arrastran con dificultad pequeños asnos, son capaces de reproducir, en mitad de la nada y a gran volumen, los últimos éxitos de las estrellas mas conocidas del ambiente artístico internacional y al mismo tiempo iluminar una solitaria bombilla. Cuando les ves con que alegría bailan y cortejan a las chicas, es difícil imaginarse sus preocupaciones por el futuro. ¿Deben seguir en la escuela para enfrentarse después a un paro seguro como miles de compatriotas que no encuentran empleo o deben dejar sus estudios para ayudar a sus padres en la explotación de una tierra que con dificultad les permite alimentarse?

Muchos comentan que la solución es irse a la capital o mejor aun a Europa. Los casos de los que lo han conseguido son los únicos que se conocen. Vuelven con dinero, mas que el que hubieran podido ganar en toda su vida, y construyen casas grandes de cemento y se casan con las chicas más guapas y organizan unas fiestas de esponsales que llenan de envidia a los que no se atrevieron a lanzarse a la aventura.

Sin embargo, todos conocen o al menos intuyen los enormes riesgos de la travesía. Nadie anuncia que se va. Sencillamente, de vez en cuando algún joven conocido desaparece y nadie pregunta nada, pues todos saben que lo va a intentar. Unos días antes sus padres han vendido algo importante de su propiedad para darles el mínimo capital necesario para su aventura.

Akim Lamine es un hombre joven y fuerte que desapareció durante casi un año. Su padre un hombre que sabía leer, tuvo que emigrar del Congo para evitar que lo mataran en una de esas guerras absurdas donde solo la violencia y la sin razón son mas importantes que la pobreza mas extrema. Con todo, consiguió llevarse con él un pequeño capital que invirtió en ganado al llegar a Senegal. Tanto Akim como su padre se adaptaron bien a la nueva situación y fueron bien recibidos. Destacaban respecto a sus vecinos por ser más altos y más fuertes. Cuando Akim le dijo a su padre que estaba dispuesto a iniciar la aventura, su padre intento disuadirle.
-“Akim, no lo hagas. Tenemos una posición mejor que la de nuestros vecinos. No pasamos hambre, yo te necesito para que me ayudes y tu madre se morirá de miedo si te vas”.
-“Padre, aquí no hay futuro. Tú ya eres viejo, pero yo no quiero una vida de penurias permanentes”, Akim era un buen hijo y respetaba mucho a su padre, pero quería cambiar y deseaba un futuro mejor.
-“Hay muchos que no lo consiguen. La mayoría. Y lo peor son los que se quedan en el camino. Hay muchos muertos. Aquí no se habla de eso, pero yo lo sé”, insistía su padre, asustado ante la idea de lo que podría sucederle.
-“Padre, me odiaría toda la vida sino lo intentara. Hay un mundo mejor, y yo quiero conocerlo. No te preocupes, volveré rico y os ayudare a ti, a madre y a todas mis hermanas”.

Akim era el único hijo varón, tenía 23 años, era alto y fuerte y si se iba, la familia perdería todo el apoyo que tenia para cuidar de su rebaño y para protegerse de cualquiera que quisiera robarles. Ya había pasado en el poblado. Los viejos sin hijos varones sufrían permanentemente pequeños robos, sin que nadie pudiera defenderlos. No obstante, viendo que su hijo estaba decidido y se iría de todos modos, su padre vendió dos vacas, las más grandes de su rebaño y le dio el dinero para que intentara sobrevivir.

Akim se fue andando un amanecer soñando con volver rico e impresionar a sus vecinos y tener una vida mejor. Consiguió, con una pequeña parte de su dinero, que una camioneta le llevara con otro grupo de jóvenes atravesando Malí y Níger hasta Argelia. En el desierto, una mañana se despertaron y estaban solos. La furgoneta y su chofer habían desaparecido. Andando por la noche y ayudados por un joven que dijo conocer las estrellas consiguieron salvarse. Trabajó tres meses como pastor de cabras cerca de la frontera entre Argelia y Marruecos y luego cruzó la frontera por la noche ayudado por su amigo, el experto en estrellas. La policía de Marruecos los intentó detener cuando estaban llegando a Oujda. Escaparon, pero los persiguieron con perros en mitad del desierto. Su amigo fue capturado, pero Akim consiguió llegar a Nador, una ciudad de la costa donde le dijeron que podrían cruzarle en una barca grande. Llegarían a España en menos de 24 horas. Entretanto le habían robado lo que le quedaba de su dinero. Intentó encontrar algún trabajo, cualquier trabajo, pero sufrió la discriminación de los marroquíes que consideran que un negro es peor que nada. Tuvo suerte y le permitieron trabajar por cuatro meses con los organizadores de la travesía, vigilando por las noches para proteger las pateras y los motores y reclutando inmigrantes que tuvieran los 800 euros que costaba el viaje. No fueron cuatro, sino seis meses de trabajo, pero al fin, su simpatía y su buen trabajo consiguieron que lo embarcaran, aunque los pasadores nunca se habían planteado hacerlo. El tiempo era magnifico y el barco nuevo. A bordo algo más de 60 personas, todos hombres. Les dijeron que llevaran tres botellas de agua y tres panes cada uno. A mitad de la travesía, el motor, que no era nuevo, falló y estuvieron dos días a la deriva, intentando remar con los dos únicos remos que tenían, hasta que consiguieron llegar a una isla. Allí pasaron un día hasta que la policía española los recogió. Estuvo tres semanas en un campo de internamiento en Cádiz. No sabía que harían con él, pero el tiempo que estuvo internado comió mejor que en toda su vida y agradeció el jergón blando en el que dormía. Al fin le llevaron al aeropuerto de Jerez, le montaron en un avión y le desembarcaron de nuevo en Senegal.

Volvió a su casa sin decir nada, con la humillación del fracaso en la frente.
Trabajó sin descanso para su padre, con la desesperación del que tiene que ganarse de nuevo el derecho a decidir. Pensó, sin decírselo a nadie, que si quería tener éxito la próxima vez, debería prepararse mejor. Empezó a ir cada tarde al único taller de Akounde a ayudar en la reparación de motores, y en unos meses consiguió entender como funcionaban y como repararlos con mucho ingenio y pocas herramientas. Pasó un mes trabajando como peón de albañil en la construcción de una casa de cemento. Visitó a un pastor nómada para que le enseñara como orientarse con el sol y las estrellas. Consiguió un diccionario francés-español y todos los días antes de dormirse aprendía de memoria palabras de vocabulario básico. Decidió que lo volvería a intentar por la misma ruta. La travesía por mar desde la costa de Dakar o a través de Mauritania hacia Canarias le parecía más difícil y peligrosa.

Una tarde cuando volvía a su casa del taller mecánico, vio un grupo de jóvenes sentados a un lado de la calle. Conocía a algunos de ellos y se acercó. Estaban bebiendo cervezas y tenían aún una caja casi entera a los pies.
-“¿Cuál es la fiesta? ¿Puedo coger una?- preguntó.
-“Claro, hombre, coge una” le dijo un chico algo mayor que él.
-“Yo te conozco, tu eres Ibrahima, estabas en mi escuela dos cursos antes que yo”, le dijo al chico que le había ofrecido la bebida.
-“Pues si, y quiero que todo el mundo lo pase bien. Es mi fiesta para celebrar mi regreso”
Akim continuó con ellos bebiendo y charlando, pero cuando Ibrahima se despidió le siguió.
-“Oye, perdona, ¿donde has estado?”
-“Estoy viviendo en España, y tengo un buen empleo. Soy encofrador. Se gana mucho dinero. Llevo ya cuatro años y por fin he venido de vacaciones”
-“Yo lo intente y no lo conseguí”.
-“Lo sé. Ya me lo han contado”.
Akim se sorprendió, el no lo había dicho a nadie. Ni siquiera había contado los detalles de su aventura a su padre.
-“Pero volveré a intentarlo dentro de poco- dijo con determinación- ¿Me puedes ayudar?”
-“¿Como quieres que te ayude? ¿Quieres dinero?”
-“No. Quiero que me digas como hacerlo.”

Ibrahima paso mas de una hora contándole con detalle todo su camino y como había conseguido llegar y quedarse. Sacó un papel y apuntó: Sevilla y un número de telefono móvil.
-“Si consigues llegar, llámame a este teléfono, y yo te ayudare en lo que pueda.”
Akim se despidió dándole las gracias y volvió cantando y corriendo a su casa. Ahora estaba seguro de que lo conseguiría y ya sabía cual era su destino.

Como todos los que volvían fracasados, no había contado su experiencia a nadie y nadie le había preguntado, aunque al parecer todo el mundo lo sabía. Pero esa noche, acudió a una de las fiestas para jóvenes y en medio del ruido de la música y el baile, le contó su historia por primera vez a Awa, una preciosa muchacha, de un pueblo vecino a la que ya había visto en otras fiestas y de la que en secreto estaba enamorado. Y terminó diciéndole con toda la seriedad de alguien que sabe que se va a jugar la vida:
-“Algún día lo volveré a intentar y cuando vuelva nos casaremos en la capital y celebraremos la boda en un hotel que se llama Al-Baraka, que yo he visto y es el mas bonito del mundo, y luego vendremos a Akounde y compraremos mucho ganado, y le regalare dos vacas a mi padre y tendremos muchos hijos”.
La muchacha le miraba embelesada. Akim era un hombre guapo y le sacaba una cuarta a todos los demás. Cuando hablaba su tono era suave pero firme y determinado. Ella no dudaba de que lo conseguiría y quería esperarle. Por eso cuando él la cogió suavemente de la mano, y se dirigió hacia la zona oscura, fuera de la luz de la única bombilla, le siguió mas contenta que sumisa.
Dos semanas más tarde, Akim salió de su casa antes del alba. En su vieja mochila llevaba menos dinero que la otra vez pero también muchas cosas que sabía que iban a serle útiles. Se desvió de su camino más de 10 kilómetros para ir a ver a Awa. La beso y le dijo:
-“Toma esto para que me recuerdes”.
Y le entregó una pequeña piedra de un color azul intenso, y añadió:
-”Me voy pero volveré”
Y reinició su camino.
Awa lo vio partir en silencio, apretando con fuerza su pequeña piedra azul.
Ninguno de los dos sabía que Awa guardaba en sus entrañas un niño, el hijo de Akim.

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12 Respuestas a “El desahucio del Rey del Mundo. Capítulo VII. El fracaso de Akim.”

  1. Lázaro dice:
    enero 31st, 2011 a las 15:45

    Paco aun no sabiendo muy bien cual es la logica de este capitulo si te digo que me parece francamente bueno. Un saludo. lázaro.

  2. Luis Juango dice:
    enero 31st, 2011 a las 21:11

    Este capítulo, me ha dejado….expectante, no sé transmitir otra opinión…. De Madrid al Camino de Santiago y a Senegal….

    Vamos a ver cómo nos sorprendes la próxima semana, pero el lector necesita «aventura» intelectual, pero «sin perder el hilo»…

  3. JAIME ESTALELLA dice:
    enero 31st, 2011 a las 21:44

    Variedad e interés, Paco, eso es lo que estás consiguiendo y me parece una excelente táctica. Como en un puzzle supongo que al final, o en medio de la trama, todas las piezas encajarán y habrás conseguido una novela muy interesante para todo tipo de lector.

  4. Joaquin dice:
    enero 31st, 2011 a las 23:12

    Soy más critico, por si solo el capitulo no me aporta nada ,como voy buscando el hilo del directivo lo he leido en diagonal en un libro de cabecera igual lo dejaba aparcado
    Esperare a que me sorprendas haciendo que encaje ,por ser parientes??,por haber trabajado en una ONG??…….

  5. José María dice:
    febrero 1st, 2011 a las 0:52

    Es un relato bien construido, y documentado, pero, aunque más adelante saldrá la relación con la historia del directivo, me parece peligroso, porque desconcierta al lector, que no se vea ningún nexo entre ambas historias en todo el capítulo.

  6. Lázaro dice:
    febrero 1st, 2011 a las 14:41

    Coincido con Jose Maria, se deberia decir algo del estilo de » mientras Alberto y Juan hacen el recorrido del Camino de Santiago en otra parte del mundo…..» independientemente de como queden luego o se encuentren. Lázaro.

  7. Vicente dice:
    febrero 1st, 2011 a las 14:48

    El capitulo es real como al vida misma y bien cohesionado.Ahora quedo esperando su ligazon con el resto de capitulos escritos.

  8. Augusto dice:
    febrero 1st, 2011 a las 15:19

    Paco: me parece un relato muy interesante e intuyo estás girando hacia un estilo muy en boga sobre todo en guiones de cine en el que varias historias aparentemente inconexas terminan confluyendo. Tengo verdadera curiosidad de como encajan Akim, Awa y la historia hasta ahora central. Si he acertado en que tu novela gira sobre todo en el «ejecutivo despedido», no creo quepan demasiados personajes sin el riesgo de perder el hilo.

  9. Ángel Durández dice:
    febrero 1st, 2011 a las 19:01

    A mí esto ya me empieza a gustar. Ya veo que hay un novelista de raza, que nos plantea diversos escenarios, en principio no relacionados, pero que pueden constituir la urdimbre de una muy interesante trama. Adelante, adelante, que por ahí vamos bien…

    Ángel

  10. fernando dice:
    febrero 1st, 2011 a las 20:58

    Paco, la novela mejora mucho. Mas historias, más pasiones y sentimirntos humanos, otras biografias, otros intereses. Creo debes meter algo de politica y relaciones de poder en cada ambito. Debes considerar la aparición de un personaje «conectadp» a la historia pero RARO sea por ser antisistema, o marginal, o tener una ocupación sui generis como cocinero (meterias la gastronomia), catador, perfumista, echador de cartas…algo raro que dé otras visiones.¿cual es el cuerpo de la novela?¿que sentimientos o pasiones quiere retratar?¿que quiere criticar aparte de la frialdad y egoismo de la empresa hipercapitalista? !!enhorabuena!!

  11. evaristo dice:
    febrero 2nd, 2011 a las 13:15

    Coincido al 100% con Lázaro (y con varios en menor medida) y quedo expectante ante el brusco cambio de escenario y tema, pero este nuevo creo que puede dar un juego extraordeinario.
    De todos modos, creo que todos debemos tener paciencia y esperar unos capítulos más para tener un punto de vista más global de la obra.

  12. Antonio Pulido dice:
    febrero 2nd, 2011 a las 20:57

    Sigo pensando que tu narrativa es muy buena y «engancha», ya me gustaría escribir así. (Después de la de cal, ahora me permito algunas de arena);… sin embargo, tu descripción de la trama creo que es, en cierta medida, directa y va al grano, lo cual es positivo, pero, en mi discutible opinión, al lector le gusta, de vez en cuando, recrearse con metáforas, algún que otro circunloquio, y otras veleidades literarias.
    Creo que en este capítulo has introducido bien al personaje y, aunque desconocemos cuál será su papel, has creado la expectativa de cómo entrará en la vida de nuestro ejecutivo despechado. Al hilo del comentario, yo repasaría la escena de cama de dos personajes en un capítulo anterior y les introduciría previamente con más amplitud tal como haces con el sengalés.
    Por último, he leido seguidos los tres últimos capítulos y el anterior (el del camino de Santiago) creo que irrumpe bruscamente respecto de los precedentes. Posiblemente, en alguno previo habría que hacer énfasis en la afición de Alberto por el senderismo para que pareciera éste más coherente.
    Paco, todo lo anterior son opiniones subjetivas con ánimo de colaborar. Un abrazo

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