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El desahucio del Rey del Mundo. Capítulo V. Últimos flecos.
Por Francisco Betes | enero 15, 2011
-“Alberto no puede ser un tío tan perfecto y tan soso porque yo he conocido muchos directores generales coñazo, pero la verdad es que la mayoría, aunque serios y responsables, son gente que se toman copas y tienen problemas con la parienta y les encanta echar una cana al aire y juegan al golf, y hablan de política y salen a comer y algunos días se van con los amigos a jugar al mus en lugar de volver al curro y hablan mal del capullo de su jefe y cosas por el estilo”. Casimiro Ruiz, el director del mayor distribuidor de productos de ACC, decía esto a José Luís de la Mota, el director de negocio de la Compañía, en el transcurso de una cena de matrimonios un viernes por la noche en el restaurante El abanico, en el kilómetro 18 de la carretera de la Coruña al oeste de Madrid. Acababan de terminar el segundo plato de una cena generosamente regada con Marques de Murrieta, reserva del 2003, y sus respectivas esposas se habían enfrascado en una charla apasionada sobre los problemas de sus hijos mas pequeños que habían iniciado el colegio ese mismo año. José Luís había puesto al tanto a su amigo y principal comprador, de la situación que se había producido y de la sustitución del Director General.
-“Sí, yo también pienso que Alberto tirará para adelante y que se construirá una nueva vida, y no creo que sea tan cenizo como tu dices”.
-“Oye, que te lo he dicho en buen plan, a mi el tío me cae bien” remachó Casimiro,”pero no debes preocuparte por él sino por ti”
José Luís era el más joven miembro del comité de Dirección de la Compañía y según Alberto el más inteligente. Al poco de entrar solicitó insistentemente que su puesto pasara de denominarse Director de Negocio en lugar de Comercial.
– “Yo no solo me ocupo de vender nuestra producción, sino que lo debo hacer rentablemente. Incorporo de forma natural a mi gestión el concepto de coste de las ventas y mi objetivo es maximizar el resultado”.
Alberto en un principio no le hizo caso, hasta que Ángel Fuentes, el Director de Fabricación, le dijo: “Con José Luís trabajo encantado, se acabaron las luchas sobre los precios mínimos de venta. Acordamos los escandallos de coste y no perdemos el tiempo discutiendo. Tiene el resultado como objetivo y no la pura venta”.
Hasta entonces, esto había supuesto una enorme perdida de tiempo en discusiones internas, así que Alberto cambio el nombre del puesto de José Luís, lo que motivó a este para desplegar aun más su ya amplia y efectiva actividad, aunque los suizos siguieron con la denominación anterior en todas sus comunicaciones.
-“Yo esperaba sustituir a Alberto el día de su jubilación” confesó a su amigo.”Quedaba mucho tiempo, pero creo que Alberto me hubiera propuesto a mi”.
-“Caramba, caramba, no te sabía tan ambicioso. Oye, y cuando apareció el tal Roland, ¿no tendrías que haber reaccionado?” consideró Casimiro.
-“¿Por qué? A Alberto le quedaban muchos años y el suizo podía estar de paso… Claro que me equivoque…”
José Luís recordó la charla que esa misma semana había tenido con Alberto.
-“¿Es verdad que te echan? Porque si tienes otro proyecto yo podría estar interesado en acompañarte…”, le había dicho a bocajarro.
-“Te lo agradezco, Jose, pero desgraciadamente ni tengo proyecto ni me encuentro en forma no ya para lanzarlo, ni siquiera para imaginármelo” reconoció Alberto y añadió:” pero tú no seas tonto. Tus posibilidades en la casa están intactas. Roland no puede prescindir de ti y no va estar para siempre con vosotros. Creo que dentro de tres, de cinco años tal vez, pedirá volver a su tierra”.
-“A mi este tío me parece un “morning singer”, un cantamañanas para entendernos” aclaró, ante la mirada perpleja de su Director General, que explotó en una carcajada incontrolada a continuación.
-“En fin, tu veras, pero juega bien tus cartas y no te precipites” había cerrado el tema Alberto.
Casimiro se había lanzado a un monologo sobre las excelencias de su negocio que él había multiplicado por 10 en los cinco años que llevaba al frente, desde la jubilación de su padre, y viendo distraído a José Luís, le preguntó:
-“Bueno, ya no te doy mas la brasa con mi negocio. Pero dime ¿tu que vas a hacer?”
-“No lo sé, Casi. De verdad que no lo sé. No me llevo mal con el suizo, es más, creo que me tiene especial consideración, pero la verdad es que me apetece un cambio. Hace unos meses tuve una oferta y estuve a punto de dejar la Compañía, pero pedí el oro y el moro. En la próxima que reciba no seré tan exigente”
-“Jose, tío, sabes que soy tu amigo, pero lo que te voy a decir no tiene nada que ver. Si algún día decides cambiar, vente conmigo”.
-“¿Contigo?, se extrañó José Luís que nunca se lo había planteado y entendiendo, de pronto, porque le había estado contando con tanto detalle lo bien que iba su negocio de distribución.
– “¿Sabes cuanto gané el año pasado con mi negocio?”, Casimiro hizo una pausa y añadió” mas de un millón y medio. Y no te lo digo para presumir, que no soy de Bilbao. Es la pura verdad. Si tú te incorporaras podríamos multiplicar por dos el volumen. Por dos, con toda seguridad. ACC es marginal en mi facturación.”
José Luís recordó como, a sugerencia de Casimiro, fue en España donde ACC empezó a vender por primera vez directamente al consumidor a través de los grandes centros comerciales, línea que había llegado a suponer 25 % de sus ventas en el último año e iniciativa que posteriormente se había lanzado en Francia e Italia.
-“¿Me estas ofreciendo un empleo?”, dijo sonriendo
-“No, te estoy ofreciendo que seas mi socio”, respondió Casimiro muy serio.
-“Muchas gracias. No te digo nada, pero déjame que me lo piense”
-“Todo el tiempo que quieras, campeón” y dirigiéndose a las mujeres preguntó:
-“Habéis pedido el postre, chicas, porque no hacéis mas que hablar y hablar todo el rato”.
Cuando volvían a casa en el coche, José Luís le contó la oferta de Casimiro a Paula, su mujer y esta comentó:
-“He pasado toda la cena poniendo el oído para intentar enterarme de lo que decíais, pero ha sido imposible. Cuéntamelo con detalle”
Una vez al tanto de la conversación con Casimiro, dijo:
-“Seguro que os iría bien, pero las relaciones de socios son complicadas. No te precipites”.
-“Ni que hubieras escuchado lo que me dijo Alberto”, respondió José Luís que tenia ganas de avanzar en una decisión.
-“En tiempo de turbulencia, no hacer mudanza, decía siempre mi padre citando a San Ignacio”.
-“Con la Iglesia hemos topado…”contestó José Luís y ambos se echaron a reír.
Paula admiraba a su marido y sabía que le iría bien de todas maneras. José Luís sabía que no tomaría ninguna decisión sin el visto bueno de Paula.
-“Oye y que te parece un bañito tipo “pretty woman” al llegar a casa” propuso José Luís poniendo la mano entre las piernas de su mujer.
-“Encantada, pero ahora las dos manos al volante, para que podamos llegar”.
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Rocío Gómez llamó a la puerta de Roland Bewger y entro en su despacho. Este, concentrado en su pantalla de ordenador, le hizo un gesto de que no pasara, al tiempo que decía:
-“Cinco minutos. Gracias.”
Rocío salio y estuvo unos instantes en la puerta, dudando. En diez años nunca Alberto la había impedido entrar en su despacho, estando solo. Se decidió y bajó a su despacho. “No voy a esperar en la puerta para que todo el mundo me vea, seria un mal precedente”, pensó.
Media hora después, llamo a Roland y le pregunto:
-¿Puedo subir ahora?
-“Si, si, claro”
Rocío subió molesta con la actitud de su nuevo jefe y con la misión que llevaba.
Paso sin llamar y aunque Roland no se lo ofreció, se sentó en uno de los butacones de confidente. Se dio cuenta que estaban cambiados y que , aunque no se les notara nada raro eran sensiblemente mas bajos que los anteriores, teniendo la impresión al sentarse de estar en plano muy inferior al de la mesa. Miró a Roland que seguía abstraído en la pantalla. Tenía que reconocer que era un hombre guapo. Calculó que mediría por encima del 1.80 de estatura, cuerpo estilizado pero bien proporcionado, una cara cuadrada, facciones correctas, un pelo muy tupido de color trigo, peinado hacia atrás y unos grandes ojos verdes, algo saltones. Los hombres decían que parecía un sapo, pero las mujeres le consideraban atractivo.
Por fin, Roland abandonó la pantalla, se volvió hacia Rocío y le dijo, mientras le daba una hoja de papel:
-“Estos son los nuevos sueldos del Comité de Dirección con efecto retroactivo desde el 1 de enero”
La directora de recursos humanos examinó los datos. Las subidas estaban entre el 5 % de Juan Ortega y José Luís de la Mota, y el 15% para Jorge Pina. Para todos los demás un 10%. Aquello confirmaba la opinión general de que Pina era el hombre de la nueva etapa. Roland iba a gestionar la compañía como un financiero, no como un hombre de negocio.
-“Son buenas subidas y si gestionamos bien que no haya agravios comparativos, el equipo estará contento” le dijo.
-“Comunícalo como quieras a cada uno”
-“Pensé que querrías hacerlo tu”
-“No, no ese es tu trabajo, yo tengo muchas más cosas que hacer” respondió Roland volviéndose hacia su ordenador.
“Perdona Ronald pero tengo que comentarte un par de cosas”
Roland con cierto gesto de cansancio se volvió nuevamente hacia ella.
-“Venga, dispara”.
Roland hablaba muy bien español aunque con acento mejicano, ya que en realidad nació y vivió los primeros 10 años de su vida en aquel país, en el que su padre, de nacionalidad suiza, representaba a la firma Nestle. Desde esa edad y hasta que vino a España, había estudiado y trabajado en Suiza.
-“Lo primero que debes cuidar es recibirnos a los miembros del Comité de Dirección sin hacernos esperar en tu puerta”
-“¿Es una critica?” pregunto con gesto serio.
-“Es un consejo que como responsable de recursos humanos te hago para que consigas ganarte al equipo” respondió Rocío con el mejor de sus sonrisas.
-“Pongamos las cosas en claro, de una vez por todas. Yo no estoy aquí para ser amigo de nadie, sino para hacer mi trabajo y sacar la empresa adelante. Si pensáis que cualquiera puede entrar en mi despacho, interrumpirme y que yo estoy obligado a atenderle, estáis muy equivocados. A partir de ahora, cuando alguien quiera verme que llame y pida hora a mi secretaria”
-“Muy bien” dijo algo nerviosa Rocío,” así lo haré saber”.
-“No quiero ser desagradable” se replegó Roland, “pero se acabó el sistema desorganizado de funcionar tan habitual en España. ¿Algo mas?”.
-“Si hay otro tema y es delicado” apuntó Rocío alargándole una nota interna firmada por Alberto, que aun era a todos los efectos el Director General, por la que ordenaba el traslado de Sonia, su secretaria al Área de Recursos Humanos”.
Roland se puso rígido.
-“No puede ser, Sonia será mi secretaria”.
Rocío no hizo nada, como si no hubiera oído la ultima afirmación.
Sonia les había contado a ella y a Alberto el día anterior una historia poco edificante. Hacia algunos meses, Roland empezó a “cortejarla”. Se hacia el encontradizo, iba a ver a Alberto cuando sabia que éste estaba fuera, le dirigía piropos que con el tiempo iban subiendo de tono, y le proponía insistentemente que se vieran fuera del trabajo. Ella pensó que podría tenerlo controlado, pero una tarde después de una gran insistencia, aceptó tomarse una coca cola a la salida del trabajo para charlar, “diez minutos le había dicho Roland”. En el bar, las peticiones de Roland se fueron concretando rápidamente, hasta una propuesta directa de que podian ir en ese mismo momento a algún lugar “mas tranquilo”. Sonia se negó con educación. Roland le dijo que aquella actitud podría acarrearle problemas en su trabajo y que él seria el nuevo jefe dentro de poco y que no le convenía estar en malas relaciones con él. Alberto se removió en su asiento al escuchar esta parte de las historia. Sonia comprendió que aquello estaba pasándose de la raya y con toda la firmeza de que fue capaz, que era mucha por ser una mujer de carácter, le dijo:” Mira, Roland. Te lo diré breve pero claro. Lo que acabas de hacer es un delito en España que se llama acoso sexual. Podría ir ahora mismo a una comisaría y serias detenido. Espero que ni una sola vez más te dirijas a mí, sino es en la oficina y por un tema de trabajo. Adiós”, y se levantó de la mesa. Desde entonces todo había sido correcto. Al parecer había entendido la lección. Es mas, unos días después se disculpo e intento saber si se lo había contado a Alberto. “No necesito a Alberto en este tema, lo que si he hecho es depositar en un notario un escrito de las cosas que me dijiste para que quede constancia de la fecha y poder tener un antecedente, si alguna vez lo necesitara”
Efectivamente, Sonia no había comentado el tema con nadie, de hecho lo del escrito notarial era un farol, y dio el tema por terminado. Pero cuando unos días atrás, Roland, con la mejor de sus sonrisas, había aparecido por su puesto de trabajo para tranquilizarla y “confirmarle” que ella se mantendría como secretaria del nuevo director general, Sonia se preocupó y fue a ver a Rocío y las dos subieron a contárselo a Alberto. La solución a la que llegaron era aquel traslado al Área de Recursos Humanos, donde ocuparía el puesto vacante por traslado a Sevilla del numero dos del Departamento de Formación.
-“No puede ser, Sonia será mi secretaria”, repitió Roland ante la falta de reacción de Rocío,”A Alberto le quedan días como Director General y si quieres hacer el traslado será por poco tiempo”.
-“Para mi no es fácil…” dijo al fin Rocío, con el tono mas suave que pudo imprimir a su voz, “pero tengo instrucciones de Alberto de decirte que si te opones al traslado o dentro de un tiempo lo anulas, él personalmente enviará un escrito a los Señores Hens y Slusche adjuntando la denuncia por acoso sexual que Sonia presentaría inmediatamente. ¿Así que tú me dirás que hago?”
Roland se quedo rígido. No era así como había imaginado las cosas. Iba a ser el primer ejecutivo de la firma y su voluntad sería ley en la Compañía. Pero ahora, en este tema, le tenían cogido y bien cogido. Le aterraba pensar en la reacción de Slusche si llegara a saberse. No es que las aventuras amorosas entre colegas estuvieran perseguidas en la Compañía. De hecho en los años que Roland había estado en la dirección financiera de la Central en Zurich, conoció muchos casos. Pero el acoso, la idea de imposición por tu posición jerárquica dentro de la Compañía, siempre había sido tabú y no hacía mucho les había costado el puesto a dos altos ejecutivos, que dimitieron simplemente al recibir la denuncia. En la cultura del grupo lo realmente grave no era la imposición y el desprecio de la victima sino la utilización de la posición en la Compañía para beneficio propio. No era un problema de moral sexual, sino de agravio al Grupo. La ofendida no era la victima, sino la propia Compañía. Se consideraba al mismo nivel que apropiarse de los fondos de la Compañía. Roland no podía jugarse su nuevo puesto. Tenía que salir del paso lo mejor posible.
-“Esta bien, es un tema menor, si quiere ocuparse de formación, que lo haga. Tengo cosas mas importantes en que pensar. Olvidemos este absurdo tema, Rocío” dijo con una sonrisa forzada.
-“Gracias, Roland”, respondió Rocío, saliendo del despacho, y suspirando con alivio. La verdad es que había sido una de las conversaciones mas delicadas que había tenido en su vida profesional.
Le dio la noticia a Sonia, que dejó escapar un suspiro de tranquilidad y acordaron que en cuanto Alberto no la necesitara, bajaría a su nuevo puesto de trabajo. Alberto estuvo de acuerdo en que el traslado físico se hiciera inmediatamente y en que ya le pediría él que subiera si la necesitaba.
-“Con todo este lío la beneficiada has sido tú, Rocío. Vaya refuerzo has conseguido para tu área”, dijo Alberto.
-“Yo creo que las dos” respondió Rocío, dando el brazo a Sonia y sonriendo ambas como niñas un día de Reyes Magos.
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9 Respuestas a “El desahucio del Rey del Mundo. Capítulo V. Últimos flecos.”
Comentarios
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enero 17th, 2011 a las 15:39
Paco la verdad es que este capitulo «tiene mas miga» y esta muy bien escrito. Se ve que te estas parando mas en las historias perifericas y eso enriquece el relato. Enhorabuena. Lázaro.
enero 17th, 2011 a las 19:11
Paco, tu obra va muy bien encarrilada.
Tengo, sin embargo, una sugerencia: ¿Qué te parece si amplías el aspecto humano, familiar, histórico y biográfico de cada uno de los principales personajes de tu novela?.
El peso de la historia es, en mi opinión y hasta ahora, mayor en su aspecto empresarial que en el humano, y las historias, los intereses, las emociones y las experiencias de los personajes son lo más atractivo de las novelas.
Me parece muy bien que todo ello gire alrededor de los problemas actuales de Alberto, pero creo que es posible enganchar aún más al lector al permitirle conocer mejor a los personajes y poder, de esta forma, quererlos, odiarlos e identificarse más con ellos.
Me queda una semana para poder leer el capítulo sexto……..¡qué nervios!.
enero 17th, 2011 a las 19:21
Querido Paco:
Estoy siguiendo tu relato con muchísimo interés, y me parece fenomenal.
No puedo aportarte nada qu no hagan nuestros amigos, so,lo decirte, sigue que es estupendo.
Un abrazo
enero 17th, 2011 a las 20:58
Paco: de verdad que cada capítulo engancha más que el anterior y que vas describiendo personalidades con las que te pones a favor o en contra pero que no producen indiferencia. Me parece bien la sugerencia de Jaime de profundizar más en la desceripción de los personajes aunque quizá en el esquema que te hayas hecho de la novela puedan aparecer después o no van a tener luego demasiado juego.
Como en alguna rara y buena serie de TV, nos estás convirtiendo en adictos.
enero 18th, 2011 a las 21:10
Estoy de acuerdo con Jaime Estelella, quizas fuere interesnte ser mas descriptivo de los entornos de las situaciones y de los personajes que van apareciendo. atasmbien quizas fuera interesante elevar a algún/os personajes al rango de ptrotagonistas. Falta historias perfiferias p.e. de hijos-ancianos padres-amigos de toda la vida…. en definitiva enriquecer con vidas distintas que se una a la trama principal. VAS FENOMENAL
enero 19th, 2011 a las 0:00
Paco una idea podria ser ,una vez publicada la novela, producir un guion para una serie de TV o una pelicula y ademas creo que tendria exito.
enero 22nd, 2011 a las 20:48
Muy bueno el capítulo Paco y es estupendo el contraste entre el autoritarismo descalificador de Rolan hacia lo latino (lo español) y el «acongoje» cuando se encuentra pillado in fraganti en un tema crítico a nivel corporate.
Efectivamente, la historia ha ganado mucho y parece que el bien, como en las películas antiguas, siempre prevalece.
Pero, ¿es eso lo que nos espera en los próximos capítulos?
Sigue presente el dilema (o la lucha) entre honor y eficiencia y aún no sabemos quién saldrá vencedor
enero 24th, 2011 a las 22:33
Me engancha,me gusta,quizás es que somos más permeables por haber vivido la empresa a esos niveles,en cualquier caso es un colectivo de lectores muy interesante al que le va a gustar.
Veo que está muy centrada en los personajes y sus relaciones, que es lo importante, pero sería bueno describir el entorno de vez en cuando.Por ejemplo: algo más de la Compañia,los productos, su dimension,localización. El entorno familiar,su casa, su familia….
Como va me gusta mucho.
enero 25th, 2011 a las 20:10
Me ha gustado, tiene cuerpo y vida. Y el ampliar las historias secundarias, enriquece los personajes (ahora sabemos que Roland no es solo un trepa, sino tambien un tipejo…) y da contenido a la novela