El desahucio del Rey del Mundo
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La empresa que no podía morir

Por Francisco Betes | septiembre 21, 2009

  El 15 de septiembre de 2009 se cumple el primer aniversario del día en que pudo quebrar el sistema capitalista imperante en el mundo desarrollado. Hace justamente un año el gobierno americano dejo caer Lehman Brothers y esto dio paso a un trimestre infernal en el que el pánico asoló todos los mercados. La mayor bajada de la bolsa española se produjo el 10 de octubre del 2008, es decir, menos de un mes después de la caída de Lehman Brothers. Visto con la perspectiva actual tengo la impresión de que nos salvamos por la mínima.   El susto fue tan tremendo que el apoyo del gobierno americano a sus bancos se produjo de forma casi inmediata y se evito la quiebra de otros bancos y el colapso financiero del sistema. Unos meses después y ante una ONU esclerotizada se empiezan a celebrar las reuniones del G8 y G20 intentando buscar una especie de “new deal” mundial. Estamos viviendo una crisis global. Todas las economías desarrolladas y el 80% del total de los países tendrán una caída de su producto interior bruto que los pone en situación técnica de recesión económica.  Y sin embargo, solo un año después la situación parece superada, se empieza a hablar de cuando de producirá la recuperación, todo el mundo ve  brotes verdes por todas partes y la bolsa en el 2009 tiene una de las mayores subidas de su historia.  Pero no nos engañemos, aun nos queda mucho. Este año países como Alemania tendrán un descenso de su producto interior bruto superior al 6% y en España se reducirá más del 4%. Además, nuestro país tendrá un problema adicional y es que la destrucción de empleo se produce a un ritmo muchísimo mas acelerado que en otros países. Mientras que en Alemania el aumento del paro será de 2 puntos, en España en este período el aumento llegara a los 12 puntos. Queda todavía por hacer y por avanzar. ¿Saben ustedes que después de las medidas adoptadas en la última reunión del G20, 17 países, es decir, la gran mayoría, han adoptado medidas proteccionistas en los ú ltimos 6 meses? Y volviendo a nuestro país cabe plantearse como podremos sustituir la construcción residencial que llego a suponer el 10% del producto interior bruto, y  como vamos a vivir que nuestro retraso de renta per capita respecto a Europa no se aminore sino que crezca en los próximos dos años. ¿Qué va a pasar con el estado de bienestar que incluye las pensiones, la sanidad, la dependencia, la educación, y el desempleo? ¿Cómo van a reaccionar nuestros jóvenes ante la situación de paro teniendo en cuenta de que los de menos de 25 años están sufriendo un 35% de desempleo? De alguna forma al imaginarnos la salida estamos más cerca de ella. Pero es cierto que la sociedad deberá vivir una situación de tensión durante los próximos 18/24 meses para la que tenemos que estar preparados y que el modelo al que vamos será distinto del anterior. Hay que evitar que los primeros brotes verdes  inciten a las sociedades que están consiguiendo salir de la crisis a volver a sus esquemas de no regulación. Aunque consigamos ir saliendo poco a poco de esta tremenda caída de productividad que ha tenido el sistema a nivel mundial, no podemos olvidarnos que tenemos la obligación de sacar alguna enseñanza. Y tal vez, la más chocante sea la de que hay empresas que no pueden morir. Todo el mundo reconoce hoy que la crisis hubiera sido menos drástica si Lehman Brothers no hubiera caído. Con esa idea vamos a abordar las futuras crisis sabiendo que determinadas instituciones por su nivel y su importancia en el comercio y en la financiación internacional no pueden quebrar. Así pues, tendremos empresas privadas gestionadas con intereses particulares por directivos incentivados, que en caso de que se equivoquen dramáticamente saben que siempre el Estado tendrá que soportarlas puesto que el sistema lo necesita. Esto si que es una gran reflexión. ¿Si hay empresas que no pueden morir y que contaran siempre con el flotador del Estado, tiene sentido que realmente sean empresas privadas? Pero  aunque dejemos las reflexiones de reforma del modelo para más adelante,  hay algunos temas que se deben abordar. ¿Saldremos antes de la crisis con determinadas reformas? ¿Qué tipo de reformas son las necesarias? ¿Es necesaria la reforma del sistema laboral? ¿Es necesario abaratar el despido? Estos son los temas que están en la calle en este momento. En España uno de cada tres empleados antes de la crisis tenía un contrato temporal, y ha sido el colchón que se ha utilizado para eliminar el empleo. Por lo tanto, no ha sido el tema de las indemnizaciones por despido las que pueden haber provocado esa enorme subida de desempleo. Si necesitamos reformas posiblemente vienen más por el lado de las cotizaciones sociales que por el modelo laboral. Las cotizaciones son un impuesto directo que grava la creación de empleo. Ahora bien, es cierto que no se pueden rebajar las cotizaciones sociales sin poner en peligro todo el sistema de bienestar. Parece lógico, que se analice sin “a prioris” que la reducción de las cotizaciones sociales pueda ser compensada convenientemente por algún tipo de impuesto, sea directo o indirecto.  En Dinamarca por ejemplo, las cotizaciones sociales solo cubren el tres por ciento del sistema de bienestar de eses país. 

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