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Presentacion de mi nueva novela. «O2 OPERACION ORO»
Por Francisco Betes | diciembre 4, 2023
Buenas tardes
En primer lugar, agradecer al alcalde de Zafra, don Juan Carlos Fernandez Calderón y a la directora de la Biblioteca municipal, doña Maria Estrella Claver, la oportunidad de presentar mi novela “O2 Operación Oro” en el marco excepcional de esta Biblioteca.
Soy Francisco Betes de Toro. He tenido una larga experiencia en puestos de dirección general en grandes bancos, como la BNP y aseguradoras como Axa y desde hace 20 años soy un prejubilado emprendedor que he lanzado varios proyectos como la consultora IMAF, y los Broker’s PUNTOSEGURO.COM, especializado seguros de vida riesgo por Internet, SERNUMAN, correduría de seguros para particulares, e INTERSAL para seguros de empresas.
En mi época de prejubilación he tenido tiempo para dedicarme a una de mis aficiones favoritas: escribir.
Publiqué mi primera novela, “El desahucio del rey del mundo”, que recogía la forma en que un directivo de una gran empresa consigue superar el golpe de haberse visto excluido, después de tantos años de puestos de la máxima responsabilidad. El protagonista es director general de una compañía distribuidora de componentes. Llevaba más de 10 años en el puesto y gozaba de todas sus prebendas, el coche, el chofer, la secretaria para todo, los buenos hoteles y los restaurantes. Y todas las ventajas que dan los puestos importantes. Una de las reflexiones que hace el protagonista es : “Qué curioso desde que he dejado ser director general tengo menos gracia contando los chistes y la gente ya no se ríe tanto”. O esta otra:” En la nueva etapa cada vez que utilizo la tarjeta debo hacerme la idea de que va a ir a mi cuenta corriente y no a la de la compañía”. En la época que yo salí de Axa hubo un gran número de prejubilaciones y todos ellos se sintieron muy identificados con la novela.
Confieso que a mí me ayudo a superar mi propio duelo.
La novela que presento hoy “O2 Operación Oro” es totalmente distinta. Es un thriller de aventuras ambientado en el principio de la guerra civil española, tomando como base el traslado del oro del banco de España a la base de Cartagena, de la que posteriormente saldría hacia la Unión Soviética.
¿Por qué en Zafra?
Porque mi abuelo Mariano De Toro desarrolló aquí la mayor parte de su actividad profesional existiendo hasta hace muy poco unas Galerías Mariana de Toro en la calle Sevilla. Porque mi madre Carmen de Toro nacio aquí y acudió al instituto en el edificio que hoy ocupa el Parador Nacional.
Mi abuelo, desde muy joven, fue un emprendedor. Nacido en una familia muy modesta llevaba el comercio en sus venas. Era casi un niño cuando empezó vendiendo mantas por los pueblos con una mula que le habían prestado. Era un hombre muy serio y cumplidor que infundía respeto. Después de crear las galerías Mariana de Toro en Zafra siguió su carrera de éxito empresarial. Abriendo unos grandes almacenes en la calle Mayor 1 de Madrid haciendo esquina con la Puerta del Sol.
Don Mariano era de esa categoría de personas para los que estrechar la mano, suponía mayor garantía de cualquier acuerdo que la escritura pública ante notario más perfecta.
Sus orígenes humildes le hicieron estar siempre muy próximo de las personas necesitadas. Cuentan en los años previos a la guerra civil, todos los viernes recibía la visita de personas necesitadas del pueblo que hacían cola delante del local en que tenía su establecimiento y donde residía su familia.
A la 1:00 de la tarde don Mariano salía a la puerta daba la mano uno a uno a todos los que allí esperaban y a continuación su hijo mayor Álvaro entregaba un real a cada uno de ellos.
Tal vez por eso cuando se produce el alzamiento en julio del 36 y Zafra se mantiene leal a la República, los milicianos armados respetaron a don Mariano, a pesar de ser uno de los ricos de la ciudad. Fueron momentos muy difíciles en los que los milicianos cometieron algunos saqueos y asesinatos.
Cuando el 7 de agosto entra el ejército al mando del comandante Castejón, requiere a mi abuelo para que esté en el tribunal que iba a juzgar a los rojos. La apariencia de justicia no nos puede ocultar que fue una venganza y casi una limpieza del enemigo. Mi abuelo fue llamado a participar en esos juicios para aportar su testimonio. Él que conocía bien a todas las personas que desfilaban como acusados, en varias ocasiones intervino para decir: “Pero si este es un pobre hombre, no tiene idea de nada, le conozco muy bien, es una buena persona, estoy seguro que no ha cometido ninguna fechoría”. El primer día de las sesiones consiguió de esta forma salvar de la muerte seis personas.
El segundo día, después de haber salvado a cuatro de la ejecución, el comandante Castejón, que presidia el tribunal le dijo: “don Mariano, no intervenga usted más, porque si no, el próximo será usted el que vaya al paredón”.
Cómo recojo en el epílogo de mi novela el caso de don Mariano fue uno de los pocos casos que dentro del tremendo desgarro que supuso la guerra civil, consiguió ser respetado por ambos bandos.
La novela está llena de anécdotas que me ha sido relatadas por personas que vivieron la guerra civil.
Una de las anécdotas que recojo está basada en el testimonio de un general retirado que tiene actualmente 97 años. Se trata del miliciano Salustiano Casas, anarquista gallego, que aparece primero incautándose de la recaudación que tenía el comandante de intendencia Delgado, con el que hace amistad” Para que no caiga en manos de los comunistas”. Aparece después, ayudando a la protagonista, Matilde, a salir de la checa, en la que estaba recluida, luego se salva del paredón por la intervención de su amigo el comandante y por último aparece en Tetuán, en Marruecos, como actor en una obra de teatro en la posguerra, en la que nuevamente vuelve a coincidir con el comandante Delgado. Esta es quizás la parte más sorprendente de las aventuras que relato. Obedece a hechos que realmente ocurrieron.
Como indico al final de la novela esta es una obra de ficción y no pretende en ningún caso dar la razón a uno otro bando. La guerra es el acto más espantoso y terrible que puede vivir un ser humano. Olvidar el odio y el enfrentamiento entre hermanos es una obligación para todos.
Estas afirmaciones cobran especial relevancia, cuando después de una Transición ejemplar que, por una vez hizo olvidar los odios entre hermanos, nos enfrentamos a la situación actual en la que nuevamente las políticas del gobierno parecen olvidarse del espíritu de consenso para fomentar las diferencias y el enfrentamiento.
Estando en Extremadura, me gustaría hacer también una consideración. Desde el descubrimiento de América, los grandes hombres surgidos de esta tierra han liderado proyectos ambiciosos, atrevidos, y han conseguido gestas inimaginables.
Conozco a muchos extremeños que han tenido un gran éxito profesional. Pero la mayor parte de ellos han trabajado fuera de Extremadura. Un recuerdo aquí para Antonio Huerta, presidente de la aseguradora más importantes del país Mapfre y que se ha posicionado claramente contra las políticas de división y enfrentamiento. Un esfuerzo es necesario para atraer a todas estas personas brillantes que actualmente siguen carreras fuera de Extremadura. Son muy necesarias para que puedan aportar toda su valía por el desarrollo de esta maravillosa región.
Centrándome ahora a la novela les diré que la trama está situada en los primeros días del alzamiento. El gobierno de la República decide sacar el oro del banco de España y trasladarlo a Cartagena dentro de las mayores medidas de seguridad y en secreto para evitar el efecto negativo que podría tener sobre los entusiasmados milicianos.
Uno de los protagonistas de la novela el coronel Hernandez destinado en el Ministerio de la guerra, es el encargado de preparar el traslado. Hernandez organiza con gran profesionalidad el traslado, pero no puedo evitar que dos espías aficionados, Matilde y Argimiro, tengan conocimiento de los traslados y faciliten los detalles al bando de los militares sublevados.
En el bando nacional, el capitán Lavilla organiza por orden de la Junta de Defensa Nacional, un intento para apoderarse de al menos uno de los envíos de oro. Se encomienda la tarea al capitán Manuel Molina, originario de Badajoz, que había dado pruebas de su valor su determinación y que es el encargado de ejecutar el golpe.
Molina tiene una novia a la que adora Carmen, natural de Zafra.
Las historias de amor entre Matilde y Argimiro y entre Manuel y Carmen forman parte de la trama de la novela.
También relato el desgarro que supuso para el coronel Hernández, tener que traicionar sus principios para salvar a su mujer y a su hija, en un intercambio con Matilde, la figura de la espía aficionada
No les cuento más para no destripar el final de la novela.
Tal vez por mi costumbre de dictar informes en mi época profesional en las grandes corporaciones, la mayor parte de la novela ha sido dictada. Eso produce un ritmo ligero, casi frenético, buscando que al terminar cada capítulo apetezca, seguir con el siguiente.
La forma de plantearlo es casi cinematográfica, por eso en lugar de capítulos, los he denominado escenas. En fin, es un relato que he pretendido, entretenido y equidistante. Les animo a leerla, y descubrir el desenlace final.
Muchas gracias
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