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Madrid maltratada
Por Francisco Betes | octubre 23, 2009
Madrid, pobre Madrid, maltratada, sufriendo en silencio, lamiéndote las heridas, magullada, envilecida, dolorida por los rabiosos golpes incesantes de tu amante proxeneta, que te somete a los más oscuros deseos perversos de su personalidad enferma.
Herida, abierta, desnuda, mucho hace que olvidaste tu autoestima y tu ilusión, toda inacción y abandono, has perdido tu alegría, tu dolor sordo y constante lo padeces sin quejarte porque tu lo ves muy claro, en el fondo el me admira. A veces tiene esos prontos y te pega y te maltrata pero luego se arrepiente, pide perdón y procl ama que tu estas enamorada y el tiernamente te ama. Tu maltratador salvaje, en el fondo no es malo, por eso lo has elegido, por eso tu lo defiendes, tiene esos arrebatos que la gente no entiende, pero tu si lo comprendes y lo sufres en silencio, y que nadie lo desprecie. Tu sabes que cuando abusa, cuando te pega y te vende, cuando te saca a la plaza, cuando te pone el carmín en el labio amoratado, es tan solo por tu bien, y porque piensa que es bueno y porque quiere quererte. Y luego te prostituye, pero tu sabes muy bien que es que solo para pagar todo lo que por ti hace, y tu se lo agradeces porque al sanar cada herida, al dejar de sufrir tan de repente el terrible dolor, al aparecer lozana la feliz costra curada, tu por un momento y antes de que llegue la nueva paliza, eres feliz, y enseñas con orgullo tu cuerpo cosido de artísticos costurones. Y ves que es bueno y estas agradecida y no lo cambiarias por nadie.
Pero aunque estés agotada, aunque ya no puedas mas, aunque ni un céntimo te quede en tu bolsillo gastado, tu amo, dueño y señor, te dice que has de pagar todos los gastos que ha hecho, los fastos que su megalomanía paranoide le ha llevado a efectuar. Pues claro que lleva razón, los gastos en ti se hicieron, y el cuando los decide, el pobre desgraciado, esta poseído de un poder que le supera, de un deseo de grandeza que le obnubila el sentido, de una mí stica de amor a su propia y excelsa personalidad que no le permite pensar. Es un arrebato, un ataque, un descontrol evidente que viste de su visión de un futuro para ti, y ese pronto excelso le lleva a abusar de ti sin miedo, a pegarte sin piedad en cada rincón de tu cuerpo envilecido, y tu misma te sorprendes de tu infinita capacidad de aguantar.
Y aunque ya no puedes más, debes salir a la calle, pobre ramera dolorida, para vender tú alma por un poco de dinero. Porque, tu aun no lo sabes, pero debes mucho a todos por lo bien que te han tratado, por que un día te prometieron un gran collar con los aros y aunque aun no te lo dieron, tu tienes hoy que pagarlo, y las juergas de grandeza de tu señor caribobo, tienen facturas pendientes que de siempre tu has pagado. Y ahora viene el amo y dice que aun te queda por pagar por tus basuras, muchacha, y de pronto tu comprendes y le respondes de tanto sufrir ya borracha: “Solo una basura tengo para desterrar del alma, para enterrarla muy hondo en el olvido y la nada, y eres tu mi engreído señor, estúpido amo, esquizofrénico personaje”
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