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Los muertos nunca tienen fiebre
Por Francisco Betes | octubre 19, 2012
Si hay algo absolutamente imprescindible para conseguir una recuperación de la actividad económica, es tener una idea por muy vaga y aproximada que sea, del momento en que se espera la reactivación.
Desgraciadamente en los momentos actuales aunque busquemos todos los indicios que pudieran hablarnos de esa reactivación, parece imposible encontrarlos.
En un acto organizado por Mediario en ESADE tuvimos la ocasión de intercambiar opiniones con el Vicepresidente de la Comunidad Económica Europea, Sr. Almunia. Fue interesante por la posición de nuestro interlocutor y decepcionante por las conclusiones del encuentro.
Si miramos a nuestro alrededor, tenemos la clara percepción de que se ha producido un círculo vicioso en los países del sur de Europa. Las políticas de ajuste preconizadas por la Comunidad Económica Europea bajo la tutela de los países ricos, liderados por Alemania, ha producido un círculo vicioso en el que las etapas van cayendo dramáticamente una detrás de otra. A los recortes, les sigue un descenso de la actividad económica, que a su vez produce una disminución de los ingresos tributarios, lo que a su vez origina un incremento del déficit. Así pues, las políticas establecidas para reducir el déficit solo producen más déficit y al paso generan pobreza y desesperación.
Por otra parte, que un país como España con una deuda pública sobre el producto interior bruto al mismo nivel que Francia o Alemania, tenga que sufrir 5 puntos más de coste en su financiación, nos supone un coste adicional anual del orden de los 35.000 millones de €. Es decir, en otras palabras, si nos financiáramos a los costes de Alemania, nuestro déficit publico estaría prácticamente en la línea que se nos exige, sin hacer más ajustes.
Por último, estas políticas reiteradas están provocando una desafección de los europeos, no ya respecto a Europa sino a sus regímenes políticos democráticos, con el coste que a medio plazo eso pueda suponer.
Pues bien, ante este negro panorama el Sr. Almunia, único representante de alto nivel español en la Comunidad Económica Europea, propone más de lo mismo. No se puede negar su argumento de que han mejorado el ratio de cobertura de las exportaciones o de las importaciones en países como España y Portugal, pero si cabe plantearse a que coste. Y también en qué medida esto no ha sido por un descenso de las importaciones como efecto inmediato del descenso de la actividad económica. Los muertos nunca tienen fiebre.
Cuando el Sr. Almunia dice, “tendremos el futuro que queramos tener”, está ocultando una realidad y es que, países con la misma moneda necesitarían políticas económicas y financieras totalmente distintas. Si el miedo a la inflación alemán es justificable, no es menos cierto que ahora mismo países como España o Italia necesitaría una relajación de la política monetaria, una subida de la inflación, una devaluación de su moneda y una reactivación fuerte de las exportaciones y la actividad económica en general.
¿Debemos plantear inmediatamente un rescate para España con el fin de que se bajen los tipos de interés a cambio de un mayor descenso de la actividad económica y una subida drástica del paro?
Entiendo que, esta disyuntiva es la que está llevando al Presidente del Gobierno a alargar la decisión hasta que se encuentre un terreno en el que el descenso de la actividad económica no sea tan pronunciado. Estamos jugando a que los mercados piensen que se producirá la ayuda de un momento a otro y que la especulación contra la deuda soberana española ya no tiene mucho recorrido. Indudablemente el “galleguismo” de nuestro presidente del gobierno tiene sus riesgos. La sangría de los intereses de la deuda es tremendamente importante mes a mes. Y sin embargo, me parece perfectamente comprensible que se intente negociar, no desde el absoluto acatamiento de una política impuesta, sino haciendo valer la realidad económica de un país como España, que con un billón de euros de producto interior bruto no puede ser tratado como uno más al que se le imponen las condiciones.
Téngase en cuenta que el producto interior bruto de España e Italia es equivalente al de Alemania, y que si sumamos el de Francia supera ampliamente al de los alemanes.
Y el último tema, tal vez el más importante, la desafección de los ciudadanos europeos a sus sistemas democráticos de gobierno. La gente está harta de los políticos y los convierte en una cabeza de turco como si fueran la raíz de todos los problemas. Como chivo expiatorio Zapatero ya está pasado de moda, ahora nos revolvemos contra la clase política en general y esto es muy peligroso porque no hay recambio.
Me gustaría equivocarme, pero empiezo a atisbar que estamos en un momento prerrevolucionario. Cuando ya todo da igual, cuando las huidas hacia adelante pasan por la petición de independencia de una región con más de 150 mil millones de deuda, o por el asedio a nuestra institución más democrática representativa como es el Congreso de los Diputados.
Un frente democrático de saneamiento de la clase política que excluya a los excesos, la corrupción y el amiguismo, seria indudablemente necesario.
Pero eso, no va a sacarnos de la situación económica atroz que estamos atravesando. Necesitamos un liderazgo activo y positivo, que nos diga dónde vamos a ir, que sacrificios deben hacerse, quién los va a soportar y cuando saldremos del túnel. Y lo peor, es que después de escuchar al Sr. Almunia da la impresión que eso no lo sabe Bruselas, no lo sabe Alemania, y por supuesto con mucha menos razón lo saben las personas que nos gobiernan.
Por el momento, nuestra preocupación es que prima de riesgo debe bajar para permitirnos económicamente salir adelante. Con todo lo doloroso que son los 5 millones de parados, los 5 millones de personas a los que el país no puede darles trabajo, aun me parece más peligroso el que en esa huida hacia delante, el día en que la recuperación económica se produzca nos encontremos con un país desmembrado, sin proyecto y sin ilusión.
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