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La ética en la empresa

Por Francisco Betes | octubre 3, 2007

Recientemente entregamos el informe final de una misión de consultoría sobre aspectos de distribución, en el que expresamente hice incluir una mención al buen ambiente que se respiraba en la organización, y que influía de forma importante en la consecución de los resultados a pesar de los problemas que se habían detectado.
Hay conceptos fácilmente perceptibles y difícilmente definibles. Uno de ellos es el ambiente dentro de la empresa. Si entendemos que el ambiente es la atmósfera que rodea el equipo  ayudando o entorpeciendo la realización de los objetivos específicos que se ha fijado la empresa, debemos concluir que es uno de los aspectos más importantes  por su impacto en la consecución de los resultados  establecidos  en cualquier  plan a corto y medio plazo.
 Debemos distinguir entre el ambiente general y el ambiente personal. Un buen ambiente general seria el que se consigue cuando las personas se sienten a gusto, saben donde van, están convencidas de que se les tratará con justicia en función de los merecimientos de cada uno, consideran que su organización se basa en los principios correctos, los valores que prevalecen son aceptados por todos, y  hay coincidencia para premiar o castigar las conductas en función de su aportación al objetivo global.
 
Estaríamos hablando de una organización que se considera admirada y respetada a todos los niveles. En su círculo familiar el directivo considera que es un orgullo pertenecer a esa empresa. Es como si pudiéramos oír a través de las actitudes más que a través de las palabras: que el primo X tiene mucha suerte en trabajar en tal empresa y el sobrino Y se ha tenido que conformar con tal otra.
  En este sentido, las empresas aseguradoras han tenido que luchar mucho contra su imagen desfavorecida respecto a la banca, por ejemplo. Tradicionalmente el sector ha sido percibido como oscuro, poco permeable a las opiniones de los clientes, con técnicas de gestión del pasado y con redes de distribución poco profesionales. Creo que todos estaremos de acuerdo en  el cambio profundo que se ha producido en los últimos años, con las compañías y su patronal y los mediadores y sus representantes al frente. Una periodista me decía recientemente al salir de un acto dirigido a mediadores: “Hace años asistí a un acto similar y ¡qué cambio!, la imagen de profesionalidad y la profundidad y calidad de las preguntas e intervenciones me han impresionado.”. Sigamos andando ese camino con seriedad y sin alharacas. 
 
Pero volvamos al intento de definir los contenidos que consiguen crear un buen ambiente general en una empresa.  Este debe estar sustentado  en la  admiración y el respeto  por parte de los clientes, de los distribuidores, de los proveedores, de los inversores y de todas las personas que tienen relación con la entidad. Los miembros del equipo se manifiestan con orgullo en su sentimiento de pertenencia a la misma. Hablan de las realizaciones de la empresa como si fueran propias. Este ambiente general debe estar basado en la obtención de resultados que responden a las expectativas y a un equipo de dirección que es admitido por  todo el conjunto como un grupo inteligente, que sabe definir perfectamente las líneas de futuro y como enfrentarse al mercado, y en definitiva, un equipo de dirección que es correcto, porque toma las decisiones correctas. Tiene calidad profesional y lo demuestra en sus  decisiones  de negocio y calidad personal y lo demuestra en sus comportamientos éticos. En el fondo estaría basado en un concepto de cumplimiento de los objetivos de éxito empresarial y  respeto escrupuloso de una cierta ética empresarial. Éxito porque se consiguen los objetivos que se proponen y ética porque el equipo de dirección dice lo que piensa y hace lo que dice.
 En sentido  contrario puede definirse un mal ambiente de empresa si los conceptos positivos que hemos establecidos se convirtieran en negativos.
 
Dentro de la empresa ese ambiente general positivo, negativo o mediocre, debe de acoger el ambiente personal de cada uno como miembro del equipo. Un ambiente personal favorable percibido como tal por el interesado estará basado en su percepción de que su trabajo esta bien considerado, que se valora lo que hace, tanto desde el punto de vista de los resultados como de su comportamiento, que se tiene el respeto de los colegas, que se le escucha cuando existen discusiones sobre las decisiones a tomar, cuando su liderazgo ante sus subordinados esta mas basado en una autoridad moral que en el puro efecto de la jerarquía, y cuando, en definitiva, el directivo se siente apreciado y por lo tanto aspira a una evolución al alza dentro de la responsabilidades de una empresa. Por supuesto que pueden existir situaciones de ambientes personales negativos dentro del ambiente general positivo y viceversa. En las empresas a todos los niveles y en especial si subimos en la jerarquía, nos encontramos con las luchas de poder y los protagonismos. Dentro de esa situación considerada normal, por la habitualidad con que se produce, la posición de debilidad de un determinado directivo es enseguida percibida por el resto, a través de signos y símbolos, bien conocidos por la organización. En lugar de estar bien considerados, la situación evoluciona con rapidez cuando se percibe que su  trabajo no se valora, existe un proceso continuo de “ninguneo” en todas su decisiones y acciones, y el directivo recibe con claridad el mensaje de que es mas un estorbo que una ayuda para la consecución de los intereses generales. Cuanto más brillante ha sido la carrera del directivo más débil es ante este tipo de comportamientos por parte de la empresa.  Los efectos del estatus (despacho, coche, secretaria, plaza de aparcamiento, presencia en determinados comités, asistencia a determinadas reuniones…) muestran con claridad ante la organización la visión que la propia empresa tiene del directivo. Los antagonistas “naturales” encontraran un filón de esta nueva situación. El interesado pasara de forma automática de tiburón a carnaza y  se sentirá rápidamente acorralado, excluido, minusvalorado, … y  llegara a la conclusión de que si en esta organización no se le valora, mejor continuar en otra. En este aspecto las posiciones de los jefes respecto a los subordinados inmediatos son determinantes. Una vez percibida esta posición de rechazo dentro de la organización, el directivo buscara la salida. Un aspecto importante  es la forma de la salida. La mayor parte de los directivos se quejan de la falta de delicadeza por parte de las compañías. Como me decía un colega que salió recientemente, lo que no se dan cuenta es que los mas afectados no son los que se van sino los que se quedan.
 
Estos temas de gestión de las personas y los equipos dentro de la empresa son responsabilidad de todos y no solo de  las Direcciones de Recursos Humanos y deben basarse en unos principios éticos claros asumidos y respetados por todos. Recientemente tuve ocasión de participar en un seminario para directivos de empresas financieras e industriales en una “business school”, sobre el tema de la ética empresarial. Que importancia tiene los comportamientos correctos en las empresas y los códigos de conducta. Es mi opinión que, la ética en la empresa es el mejor cemento para construir un espíritu de equipo y un ambiente de empresa positivos, enfocados al logro y  a la realización personal. La ecuación ética empresarial, ambiente de empresa y resultados positivos,  tiene mucha lógica y  en la practica los grandes éxitos empresariales pasan por este esquema mas veces que por el contrario.
  En una sociedad que avanza sobre la base de un desarrollo tecnológico fortísimo y en la que la comunicación es el vector de mayor desarrollo personal, se siente autentica tristeza al observar como el ambiente general condena al ostracismo a los principios éticos más básicos y lo que esto supone de rémora para su implantación dentro de la empresa. Muy recientemente, un gran jugador de fútbol consiguió un gol muy importante para el campeonato, en clara infracción con la mano. El arbitro no lo vio, el juez de línea tampoco  y dieron por valido el gol. Ante la desesperación de los jugadores del otro equipo, sus protestas solo dieron lugar a nuevas amonestaciones y tarjetas amarillas. ¿Eso es un comportamiento ético razonable? Valorar al mas pillo esta en la línea de la picaresca tradicional española, pero desde luego no en la construcción de un futuro mejor para nuestra sociedad. ¿Es tan difícil conseguir eso? A mi juicio  basta con intentarlo. Imaginemos, por ejemplo, que el arbitro se dirige al jugador infractor y le pregunta ¿Has conseguido el gol con la mano? El jugador tiene dos posibilidades, decir que si, y por lo tanto el gol tiene que ser anulado, o decir que no y mentir. Si dice que no, y a posteriori y se comprueba a través de los videos que ha mentido, el reglamento debería prever una fuerte sanción, por ejemplo,  de un año sin jugar.¿Es tan difícil establecer soluciones como esta?
 En la sociedad como en la empresa, la ética es la base, el ambiente es el producto y el resultado es la consecuencia.

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Materias: blog | 1 Comentario »

Una respuesta a “La ética en la empresa”

  1. carlos gustavo ponce lopez dice:
    julio 1st, 2009 a las 20:18

    pues estuvo muy vien esta pagina me ayudo mucho y estoy agradecido por eso gracias……..

Comentarios

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